ALMAYSO

Alfredo Mahou Solana, hijo de Casimiro Mahou y Brígida Solana, fue uno de los fundadores de la compañía junto a sus hermanos. Su interés por los avances técnicos del S.XIX le impulsó a colaborar en la Fundación de la Real Sociedad Fotográfica de Madrid, creando su propio estudio en la propia fábrica de Amaniel 19 llamado ALMAYSO. El fondo por volumen es uno de los más grandes de Europa y en esta colección compartimos algunos de los negativos en placa de vidrio que conservamos. Una colección de instantáneas que recogen una visión muy peculiar de la época. Descúbrelo y ponte las gafas del pasado.

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Retrato en escorzo de mujer con tocado y camisa abierta realizado en el estudio de la Viuda de Edgardo Debas. Este fotógrafo falleció en diciembre de 1891 por una pulmonía, y era conocido de la sociedad madrileña del momento. Su viuda, Antonia Coronado Tousain mantuvo el estudio al menos diez años más en la Carrera de San Gerónimo 15 de Madrid cerca del congreso de los diputados.


Simpática imagen de dos niños, vestidos al estilo goyesco con atuendo folclórico del siglo XVII delante de forillo pintado. Los fotógrafos solían tener en sus estudios de retrato recursos escénicos y de attrezzo para dar variedad en las posibilidades del retrato. Como fondo diversos murales impresos en tela o papel, para escenografía, elementos como rocas, balaustres, pequeños puentes o columnas y de attrezzo, libros, revistas, vajillas alfombras y otros objetos. También contaban con un pequeño fondo de vestuario o contacto de alquiler de este, sobre todo para las personas con menos recursos, que querían retratarse a la moda.


Señora sentada de edad avanzada con mantilla negra y abanico en una mano. Almayso, cuyo nombre deriva de las iniciales de Alfredo Mahou y Solana, fue testigo de excepción del paso de Madrid y los madrileños a en pleno paso hacia la Modernidad. Pionero en las técnicas usadas para elaborar las fotografías, Almayso se convirtió en un destino de referencia para la sociedad madrileña, ávida por dejarse retratar como sucedía ya en otras capitales europeas.


Mujer joven sentada vestida a la moda parisina, con boina, lazo en el cuello y jersey ceñido de rayas. Esta actitud en la foto era típica de las bailarinas y solistas del momento. Gracias al estudio fotográfico de Almayso en Madrid, Mahou dispone de uno de los fondos fotográficos históricos más importantes de España y consiguientemente de Europa, en retrato y composición costumbrista de la segunda mitad del siglo XIX en adelante.


Retrato de mujer joven sentada y con pelo muy largo. Fotografía perteneciente al fondo histórico del archivo Mahou-San Miguel, que posee casi 5000 imágenes de sociedad del siglo XIX y principios de XX.


Retrato de joven monja novicia trinitaria en el campo, con una biblia en la mano. Fotografía perteneciente al fondo histórico del archivo Mahou-San Miguel, que posee casi 5000 imágenes de sociedad del siglo XIX y principios de XX.


Retrato de estudio de mujer mayor con pañuelo cubriéndole la cabeza y chal sencillo. Fotografía perteneciente al fondo histórico del archivo Mahou-San Miguel, que posee casi 5000 imágenes de sociedad del siglo XIX y principios de XX.


Bucólica fotografía del estanque del Retiro de Madrid. El parque del Retiro o los Jardines del buen Retiro, se crearon en el siglo XVII bajo el reinado de Felipe IV como finca de recreo del monarca. Se amplió paulatinamente con la llegada de los Borbones hasta la construcción del Real embarcadero con Fernando VII. El parque sufrió grandes destrozos en la guerra de independencia y luego con el ensanche urbanístico de la ciudad en el siglo XIX. En 1868 pasa a formar parte del patrimonio municipal de la ciudad de Madrid abriendo sus puertas al uso y disfrute ciudadano y visitante. Gracias al estudio fotográfico de Almayso en Madrid, Mahou dispone de uno de los fondos fotográficos históricos más importantes de España y consiguientemente de Europa, en retrato y composición costumbrista de la segunda mitad del siglo XIX en adelante.


Magnifica imagen de una procesión religiosa de una virgen en un entorno rural escoltada con una banda de música y la guardia civil con el tricornio de entonces. El tricornio aparece prácticamente al mismo tiempo que la fundación de la guardia civil en 1859 por el Duque de Ahumada. Estaba diseñado para la caballería, pero acabo extendiéndose a la infantería. En estos documentos gráficos podemos apreciar e investigar la evolución social de la época junto a la cervecera Mahou. El autor de la imagen, el Sr Almayso es el acrónimo formado por las iniciales de Alfredo Mahou y Solana.


Retrato en el estudio de Almayso de mujer con vestido a rayas con abanico, apoyada en una pilastra ficticia. Se aprecia el retoque fotográfico en la cintura. Los fotógrafos solían tener en sus estudios de retrato recursos escénicos y de attrezzo para dar variedad en las posibilidades del retrato. Como fondo diversos murales impresos en tela o papel, para escenografía, elementos como rocas, balaustres, pequeños puentes o columnas y de attrezzo, libros, revistas, vajillas alfombras y otros objetos.


Imagen al más puro estilo romántico y bucólico del retrato de una señora mayor sentada sobre unas piedras de decorado y con un fondo mural marítimo. El romanticismo fue un movimiento artístico que apareció a finales del XVIII y se mantuvo parte del XIX. Contra el racionalismo ilustrado exalta la subjetividad, la imaginación la percepción sublime contra la objetividad, la inteligencia y la belleza clásica, abogando por el individualismo y el nacionalismo. Sus retratos mostraban un alo de incomprensión, nostalgia, melancolía, melodrama y tormenta, como el mar de fondo de este retrato.


La pequeña luce un bonito abrigo con cuello y puños blancos a juego con un elegante gorro con broche de borlas. Esta claro que la foto se hizo en tiempo de frio, pero ella está bien pertrecha. Almayso, cuyo nombre deriva de las iniciales de Alfredo Mahou y Solana, fue testigo de excepción del paso de Madrid y los madrileños hacia la Modernidad. Pionero en las técnicas usadas para elaborar las fotografías, Almayso se convirtió en un destino de referencia para la sociedad madrileña, ávida por dejarse retratar como sucedía ya en otras capitales europeas.


Curiosa estampa familiar en pleno episodio vacacional con los niños junto a sus tías madres y abuelas posando junto a la fachada de la casa. El campo y la sierra madrileña, era un lugar de desconexión en fin de semana o en los largos periodos estivales de verano, cuando no había colegio toda la familia se podía trasladar a lugares más lejanos de Madrid, como la sierra de Cercedilla. Almayso se preocupó de retratar momentos mundanos de la vida de la gente y su entorno al más puro estilo de un reportero, ampliando la riqueza de su fondo fotográfico. No era fácil el manejar y portar material fotográfico profesional a cualquier lugar de la geografía, debido a la aparatosidad de las herramientas y máquinas. Esto se traduce en unas ganas, pasión y sacrificio por parte de Don Alfredo a la hora de ejercer su profesión de fotógrafo y retratista.


Retrato de mujer con trenza recogida en moño y un pañuelo en las manos. Luce una gargantilla sobre el vestido. Estaba muy de moda llevar el pelo recogido con una trenza enrollada sobre la cabeza a modo de copete, coronado con un broche o aguja de pelo. El fondo fotográfico Almayso es uno de los más extensos que se conservan actualmente en el inicio de la fotografía en el siglo XIX y posteriormente, para toda Europa, tanto en la disciplina del retrato, el paisaje o la imagen costumbrista.


Retrato de una joven con broche en el pelo con forma de mariposa. Luce un vestido entallado con signos de retoque en la fotografía. Estaba muy de moda llevar el pelo recogido coronado con un broche o aguja de pelo. El fondo fotográfico Almayso es uno de los más extensos que se conservan actualmente en el inicio de la fotografía en el siglo XIX y posteriormente, para toda Europa, tanto en la disciplina del retrato, el paisaje o la imagen costumbrista.


Estas jóvenes posan risueñas sentadas para el retrato. Lo de las hermanas se supone por la similitud de rasgos y actitud, sobre todo la nariz y la boca. El fondo fotográfico Almayso es uno de los más extensos que se conservan actualmente en el inicio de la fotografía en el siglo XIX y posteriormente, para toda Europa, tanto en la disciplina del retrato, el paisaje o la imagen costumbrista.


Retrato de mujer con trenza recogida en moño coronado por un broche. Luce una gargantilla sobre el vestido con forma de hoja. Estaba muy de moda llevar el pelo recogido con una trenza enrollada sobre la cabeza a modo de copete, coronado con un broche o aguja de pelo. El fondo fotográfico Almayso es uno de los más extensos que se conservan actualmente en el inicio de la fotografía en el siglo XIX y posteriormente, para toda Europa, tanto en la disciplina del retrato, el paisaje o la imagen costumbrista.


La mujer de la imagen luce un bonito broche perlado y posa junto a una ánfora de decorado. Los fotógrafos solían tener en sus estudios de retrato recursos escénicos y de attrezzo para dar variedad en las posibilidades del retrato. Como fondo diversos murales impresos en tela o papel, para escenografía, elementos como rocas, balaustres, pequeños puentes o columnas y de attrezzo, libros, revistas, vajillas alfombras y otros objetos.


La mujer con mirada intensa luce un vestido de día con rayas y un llamativo sombrero en forma de hoja, terminado en pico coronado con flores. La fiesta de la flor el 5 de junio de 1916 se celebraba desde muy pronto y todo el día y las mujeres, luciendo sus mantones de manila, mantillas, peineteras y de más galas salían a las calles de Madrid con claveles en el pecho a postular en beneficio de los tuberculosos. A cambio de un donativo una margarita de papel en la solapa. Participaban hasta los reyes Alfonso y Victoria Eugenia. Se distribuían mesas petitorias ocupadas por las más respetadas damas de la sociedad madrileña. Fue la precursora de la fiesta de la cruz roja o de la banderita.


Pequeña de cabello claro, luce feliz un bonito vestido bordado a juego con su sombrero coronado con flores y en colores claros y pastel. La fiesta de la flor el 5 de junio de 1916 se celebraba desde muy pronto y todo el día y las mujeres, luciendo sus mantones de manila, mantillas, peineteras y de más galas salían a las calles de Madrid con claveles en el pecho a postular en beneficio de los tuberculosos. A cambio de un donativo una margarita de papel en la solapa. Participaban hasta los reyes Alfonso y Victoria Eugenia. Se distribuían mesas petitorias ocupadas por las más respetadas damas de la sociedad madrileña. Fue la precursora de la fiesta de la cruz roja o de la banderita.


Serio chaval de pelo rubio lleva un gran lazo para su camisa. Gracias al estudio fotográfico de Almayso en Madrid, Mahou dispone de uno de los fondos fotográficos históricos más importantes de España y consiguientemente de Europa, en retrato y composición costumbrista de la segunda mitad del siglo XIX en adelante.


Fotografía de retrato en la que vemos a una simpática pequeña fotografiada quizas por su cumpleaños junto a su padrino de bautismo. El fondo fotográfico Almayso es uno de los más extensos que se conservan actualmente en el inicio de la fotografía en el siglo XIX y posteriormente, para toda Europa, tanto en la disciplina del retrato, el paisaje o la imagen costumbrista.


La señora sujeta con gesto serio al pequeño bebé que duerme profundamente. Da que pensar. Memento mori. El retrato post mortem es la continuación de la costumbre de pintar a los muertos desde la edad media, con un significado de recuerdo de la mortalidad y su inevitable desenlace. Esta disciplina pictórica se hace más común entre los niños y los religiosos en el siglo XVI. Los primeros para retratar su pureza y los segundos para recalcar la vanidad de los retratos en vida. Al igual que el retrato, esta nueva técnica fotográfica conllevó la necesidad por parte del fotógrafo de embellecer y naturalizar la escena simulando a la persona plácidamente dormida como es el caso, o en una escena más rutinaria.


La madre sujeta cariñosamente a su pequeña que se tiene de pié a duras penas sobre la pilastra del estudio del fotógrafo. Luce un bonito vestidito de encajes y cinta a modo de cinturón, quizas por su cumpleaños. Estas celebraciones en la infancia tenían una especial relevancia ya que la mortalidad infantil era muy alta, y más antes de los primeros cinco años de vida, sobre todo en las clases trabajadoras y las poblaciones rurales con una tasa de hasta el 50% de decesos. La sociedad demandaba nuevos avances y descubrimientos en el ámbito de la medicina para poder combatirlas y mejorar esta situación. El siglo XX trajo las investigaciones del Dr. Ramon y Cajal sobre el sistema nervioso y neuronal y en 1928 la penicilina de la mano de Alexander Fleming entre otros.


Tres elegantes amigas posan para Almayso en la escenografía de su estudio. Todas ellas con diferentes sombreros a la nueva moda europea, más sencillos y cómodos ¡y sin corsé!. Los sombreros altos eran adornados dependiendo de la condición social, con telas plumás o motivos florales combinados con su ropa de día. A partir de 1910 hay un periodo de transición para cambiar la silueta e ir abandonado el corsé usado durante todo el siglo XIX.