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EL militar se fotografía en el estudio de Almayso con su familia luciendo orgulloso su medalla y sujeta su sable mientras su hijo observa curioso al fotógrafo. Habitualmente se vestía así con motivo de alguna festividad social, religiosa, como semana santa o familiar como una comunión, cumpleaños o boda.


Hacerse una fotografía en el siglo XIX debía ser un acontecimiento de importancia con carácter de celebración, festividad o solemnidad, ya que implicaba el vestirse y prepararse para la ocasión, el acudir casi siempre acompañado al estudio, y el negociar el carácter del retrato, la puesta en escena, y la iluminación con el fotógrafo. La costumbre de vestir a los críos con el atuendo de la armada viene de la necesidad social de apoyar moralmente de manera patriótica a la armada española que había defendido el honor de la nación, en las guerras hispano-sudamericanas frente a las costas de Perú en 1866. Luego vendrían la perdida de las colonias en la guerra Hispano-americana de Cuba, Filipinas y Puerto Rico en 1898. Esta moda se prorrogó en el tiempo entre los niños de la alta sociedad


La fiesta de la flor el 5 de junio de 1916 se celebraba desde muy pronto y todo el día y las mujeres, luciendo sus mantones de manila, mantillas, peineteras y de más galas salían a las calles de Madrid con claveles en el pecho a postular en beneficio de los tuberculosos. A cambio de un donativo una margarita de papel en la solapa. Participaban hasta los reyes Alfonso y Victoria Eugenia. Se distribuían mesas petitorias ocupadas por las más respetadas damás de la sociedad madrileña. Fué la precursora de la fiesta de la cruz roja o de la banderita. Quizas este es el caso.


Militar posa luciendo una banda bicolor que cruza su torso y su levita de uniforme que posiblemente sirve para sujetar el sable. Finales del siglo XIX fue desastroso para España en el ámbito geopolítico debido a la perdida de sus últimás colonias en Asia y Latinoamérica, con Cuba y Filipinas en 1898 en la guerra hispano-estadounidense. También pierde Puerto Rico, aunque España mantiene su soberanía hasta 1899 y Guam e islas Marianas también son cedidas a Estados Unidos.


Escena teatralizada en el estudio de Almayso de unos simpáticos hermanos en una barca de atrezo delante de un mural con mar de fondo. El chaval rema sonriente mientras la hermana observa paciente el acontecimiento con una bonita muñeca en sus manos. Este atuendo era muy común en las celebraciones como la primera comunión o como ropa festiva de día. Las muñecas en el siglo XIX podían tener cabeza de porcelana, convirtiéndose en piezas de gran valor. Las muñecas francesas eran las más cotizadas por su complejidad y los vestidos que marcaban estilo en la moda del momento. Figuras muy elaboradas con vestidos de gran calidad convertían estos objetos en herencias que pasaban de padres a hijos. Se popularizaron a finales del XIX en madera o papel maché. Aunque la muñeca más popular en España no llegaría hasta 1938 con la fabricación en serie de Mariquita Pérez, que marcaría a una generación entera como uno de sus emblemás.


Las pequeñas posan abrigadas luciendo unos bonitos vestidos de invierno, y es que antes en Madrid hacía más frio. Tienen unos manguitos para abrigar las manos, muy típico de la época. Y vigente hasta la década de 1950.


El señor luce elegante una levita con doble botonera en un original plano americano. Existen diferentes planos de retrato, el general presenta por completo a los retratados, el americano de rodillas para arriba, el medio presenta el torso y acerca al individuo, haciéndolo más personal e identificativo, el medio corto como el busto en la escultura y el primer plano que retrata la cara.


El hombre de gafas y ceñida chaqueta parece un humanista, letrado o algo similar por su actitud y atuendo. Además porta una cadena para reloj de bolsillo, algo muy comun entre los caballeros de la época. Habitualmente se vestía así con motivo de alguna festividad social, religiosa, como semana santa o familiar como una comunión, cumpleaños o boda. Fotografía perteneciente al fondo histórico del archivo Mahou-San Miguel, que posee casi 5000 imágenes de sociedad del siglo XIX y principios de XX.


Existían muchos tipos de bigote, el natural, sin artificios, bigote inglés con puntas hacia afuera, imperial, pequeño tupido con las puntas en rizo hacia arriba, húngaro, más grande y estilo libre o Friendly Mutton Chops que une las patillas por el bigote. Este señor luce un magnifico bigote con puntas rizadas así que ya sabemos como se llama. Almayso, cuyo nombre deriva de las iniciales de Alfredo Mahou y Solana fue pionero en el arte de la fotografía y el retrato en la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX.


Habitualmente se vestía así con motivo de alguna festividad social, religiosa, como semana santa o familiar como una comunión, cumpleaños o boda. Hacerse una fotografía en el siglo XIX debía ser un acontecimiento de importancia con carácter de celebración, festividad o solemnidad, ya que implicaba el vestirse y prepararse para la ocasión, el acudir casi siempre acompañado al estudio, y el negociar el carácter del retrato, la puesta en escena, y la iluminación con el fotógrafo.


Hacerse una fotografía en el siglo XIX debía ser un acontecimiento de importancia con carácter de celebración, festividad o solemnidad, ya que implicaba el vestirse y prepararse para la ocasión, el acudir casi siempre acompañado al estudio, y el negociar el carácter del retrato, la puesta en escena, y la iluminación con el fotógrafo. Habitualmente se vestía así con motivo de alguna festividad social, religiosa, como semana santa o familiar como una comunión, cumpleaños o boda.


Finales del siglo XIX fue desastroso para España en el ámbito geopolítico debido a la perdida de sus últimás colonias en Asia y Latinoamérica, con Cuba y Filipinas en 1898 en la guerra hispano-estadounidense. También pierde Puerto Rico, aunque España mantiene su soberanía hasta 1899 y Guam e islas Marianas también son cedidas a Estados Unidos. Podemos observar a este valiente capitán de la época luciendo orgulloso sus condecoraciones.


La técnica del ovalo esfumato resaltaba la figura del fondo de una forma delicada y elegante, imitando los retratos pintados de épocas anteriores con fondos oscuros y esfumato, que así se llamaba a la técnica de degradado tonal. También el soporte en el que se iba a llevar definía la forma. Este tipo de imágenes solían utilizarse para llevar en portarretratos de objetos como relojes de bolsillo o camafeos de cierre.


El caballero posa apoyado en una baranda de atrezo, con gesto serio para la foto que le realiza Almayso. Los fotógrafos solían tener en sus estudios de retrato recursos escénicos y de attrezzo para dar variedad en las posibilidades del retrato. Como fondo diversos murales impresos en tela o papel, para escenografía, elementos como rocas, balaustres, pequeños puentes o columnas y de attrezzo, libros, revistas, vajillas alfombras y otros objetos


Habitualmente se vestía así con motivo de alguna festividad social, religiosa, como semana santa o familiar como una comunión, cumpleaños o boda. Hacerse una fotografía en el siglo XIX debía ser un acontecimiento de importancia con carácter de celebración, festividad o solemnidad, ya que implicaba el vestirse y prepararse para la ocasión, el acudir casi siempre acompañado al estudio, y el negociar el carácter del retrato, la puesta en escena, y la iluminación con el fotógrafo.


La técnica del ovalo esfumato resaltaba la figura del fondo de una forma delicada y elegante, imitando los retratos pintados de épocas anteriores con fondos oscuros y esfumato, que así se llamaba a la técnica de degradado tonal. También el soporte en el que se iba a llevar definía la forma. Este tipo de imágenes solían utilizarse para llevar en portarretratos de objetos como relojes de bolsillo o camafeos de cierre.


El fondo fotográfico Almayso es uno de los más extensos que se conservan actualmente en el inicio de la fotografía en el siglo XIX y posteriormente, para toda Europa, tanto en la disciplina del retrato, el paisaje o la imagen costumbrista. El hombre sentado de la foto luce un curioso flequillo y una bonita cadena de reloj de bolsillo. Habitualmente se vestía así con motivo de alguna festividad social, religiosa, como semana santa o familiar como una comunión, cumpleaños o boda.


En la moda del momento además de la vestimenta de diario, existía la de día, más elegante para las horas diurnas, para pasear por el retiro, por ejemplo, o la de cocktail, para celebraciones de alto copete y diurnas o nocturnas de chaqué o frac, entre otros atuendos. Almayso, cuyo nombre deriva de las iniciales de Alfredo Mahou y Solana fue pionero en el arte de la fotografía y el retrato en la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX.


Los cuellos de las camisas de caballeros no llevan pliegue y podían ser independientes junto con los puños del resto de la prenda para facilitar su lavado. Fotografía perteneciente al fondo histórico del archivo Mahou-San Miguel, que posee casi 5000 imágenes de sociedad del siglo XIX y principios de XX.


Existen diferentes planos de retrato, el general presenta por completo a los retratados, el americano de rodillas para arriba, el medio presenta el torso y acerca al individuo, haciéndolo más personal e identificativo, el medio corto como el busto en la escultura y el primer plano que retrata la cara.


Retrato de hombre trajeado sentado. Existen diferentes planos de retrato, el general presenta por completo a los retratados, el americano de rodillas para arriba, el medio presenta el torso y acerca al individuo, haciéndolo más personal e identificativo, el medio corto como el busto en la escultura y el primer plano que retrata la cara.


La técnica del ovalo esfumato resaltaba la figura del fondo de una forma delicada y elegante, imitando los retratos pintados de épocas anteriores con fondos oscuros y esfumato, que así se llamaba a la técnica de degradado tonal. También el soporte en el que se iba a llevar definía la forma. Este tipo de imágenes solían utilizarse para llevar en portarretratos de objetos como relojes de bolsillo o camafeos de cierre.


En la moda del momento además de la vestimenta de diario, existía la de día, más elegante para las horas diurnas, para pasear por el Retiro por ejemplo, o la de cocktail, para celebraciones de chaqué, de alto copete y diurnas o nocturnas, entre otros atuendos. El bombín se diseñó en origen para los guardabosques ingleses que necesitaba algo más bajo que el alto sombrero de copa en su labor de búsqueda de cazadores furtivos, en 1850. Se popularizo como sombrero de caza y competiciones a caballo y posteriormente se extendió a los hombres de negocios. Por otro lado el bastón era un símbolo de prestigio que viene de los antiguos cetros, aunque sin olvidar que podía ser un elemento defensivo.


El bombín se diseñó en origen para los guardabosques ingleses que necesitaba algo más bajo que el alto sombrero de copa en su labor de búsqueda de cazadores furtivos, en 1850. Se popularizo como sombrero de caza y competiciones a caballo y posteriormente se extendió a los hombres de negocios.


Llevar largas patillas podía ser una declaración de gran conservadurismo y se origina en la época victoriana. Si se juntaban en la barbilla ya sería una barba al estilo de Abraham Lincoln. La técnica del ovalo esfumato resaltaba la figura del fondo de una forma delicada y elegante, imitando los retratos pintados de épocas anteriores con fondos oscuros y esfumato, que así se llamaba a la técnica de degradado tonal. También el soporte en el que se iba a llevar definía la forma. Este tipo de imágenes solían utilizarse para llevar en portarretratos de objetos como relojes de bolsillo o camafeos de cierre.