ALMAYSO

Alfredo Mahou Solana, hijo de Casimiro Mahou y Brígida Solana, fue uno de los fundadores de la compañía junto a sus hermanos. Su interés por los avances técnicos del S.XIX le impulsó a colaborar en la Fundación de la Real Sociedad Fotográfica de Madrid, creando su propio estudio en la propia fábrica de Amaniel 19 llamado ALMAYSO. El fondo por volumen es uno de los más grandes de Europa y en esta colección compartimos algunos de los negativos en placa de vidrio que conservamos. Una colección de instantáneas que recogen una visión muy peculiar de la época. Descúbrelo y ponte las gafas del pasado.

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El caballero de la fotografía luce un bigote y sotabarba al más puro estilo del romántico poeta romántico Gustavo Adolfo Becquer. La finalidad del retrato no es solo personal, si no social y documental. Si tienes un estatus dentro de la comunidad, debías hacerte un retrato fotográfico que documentara tu posición dentro de esta, dándote un valor identificativo. No solo formaba parte del recuerdo de un momento temporal si no que servía de testimonio gráfico, definiendo de alguna manera al individuo y su entorno.


La técnica del ovalo esfumato resaltaba la figura del fondo de una forma delicada y elegante, imitando los retratos pintados de épocas anteriores con fondos oscuros y esfumato, que así se llamaba a la técnica de degradado tonal. También el soporte en el que se iba a llevar definía la forma. Este tipo de imágenes solían utilizarse para llevar en portarretratos de objetos como relojes de bolsillo o camafeos de cierre.


Hombre joven con traje y corbata con cuello de paloma. Habitualmente se vestía así con motivo de alguna festividad social, religiosa, como semana santa o familiar como una comunión, cumpleaños o boda. La técnica del ovalo esfumato resaltaba la figura del fondo de una forma delicada y elegante, imitando los retratos pintados de épocas anteriores con fondos oscuros y esfumato, que así se llamaba a la técnica de degradado tonal. También el soporte en el que se iba a llevar definía la forma. Este tipo de imágenes solían utilizarse para llevar en portarretratos de objetos como relojes de bolsillo o camafeos de cierre.


Habitualmente se vestía así con motivo de alguna festividad social, religiosa, como semana santa o familiar como una comunión, cumpleaños o boda. Los cuellos de las camisas de caballeros no llevan pliegue y podían ser independientes junto con los puños del resto de la prenda para facilitar su lavado. Existían muchos tipos de bigote, el natural, sin artificios, bigote inglés con puntas hacia afuera, imperial, pequeño tupido con las puntas en rizo hacia arriba, húngaro, más grande y estilo libre o Friendly Mutton Chops que une las patillas por el bigote.


Imagen de un cadete con su traje de bonito junto a su sombrero o Ros de uniforme. y es que el nombre de estesombrero procede del General Ros Olano, Director General de Infantería, que lo introdujo en el uniforme del Ejército en el año 1855. A finales del siglo XIX fue desastroso para España en el ámbito geopolítico debido a la perdida de sus últimas colonias en Asia y Latinoamérica, con Cuba y Filipinas en 1898 en la guerra hispano-estadounidense. También pierde Puerto Rico, aunque España mantiene su soberanía hasta 1899 y Guam e islas Marianas también son cedidas a Estados Unidos.


Existían muchos tipos de bigote, el natural, sin artificios, bigote inglés con puntas hacia afuera, imperial, pequeño tupido con las puntas en rizo hacia arriba, húngaro, más grande y estilo libre o Friendly Mutton Chops que une las patillas por el bigote. La barba Balbo, caracterizada por no unirse con las patillas del cuero cabelludo, se combina el bigote manillar y la perilla. En 1840 al 65 se utilizaba un peinado mas o menos largo con los bigotes de moda de todas formas y tamaños, otro estilo más puritano con barba corta uniendo las patillas por la barbilla sin bigote como el presidente americano Abraham Lincoln quien lo popularizó en su mandato de 1861 a 1865.


Y es qué así parece por los hojos tan abiertos. Muy curioso el flequillo fijado con algún tipo de cera. Para los caballeros en sus bigotes se usaban diferentes ceras y aceites para mantener mostachos más grandes y complejos que también podían servir de fijativos para el pelo. Pero el aceite de mascasar fue el que se llevó la palma en Madrid y en las peluquerías y barberías se ponía en los respaldos de los asientos una protección para absorber las manchas de aceite que dejaba el personal al apoyar la cabeza.


El señor del retrato luce un broche en el nudo de la corbata, algo muy comun que se lucia en días con un significado especial. Tambien luce peinado con raya marcada sujeta con algún fijativo capilar y es que el peinado podia definir la posición social por el carácter del modelo, complicados y elaborados para la alta sociedad y mas sencillo para las clases trabajadoras. A lo largo de finales del siglo XIX Los peinados masculinos también crecieron en variedad, así como el bello facial, patillas, barbas con diferentes perfiles y bigotes algunos muy rizados al estilo romántico.


En el siglo XIX existían diferentes cuellos de camisa para caballero, en la foto vemos el modelo "de paloma" o Milton más común para el uso con pajarita. El redondo sin pliegue Beaufort, el inglés o italiano más popular. El cuello alto Brummell, todos cuellos postizos por lo general. En 1827 la neoyorquina Hannah Montague inventa el cuello de quita y pon. Los cuellos de las camisas de caballeros no llevan pliegue y podían ser independientes junto con los puños del resto de la prenda para facilitar su lavado. Los cuellos con botones no existían y las prendas se llamaban polos.


Los fotógrafos solían tener en sus estudios de retrato recursos escénicos y de attrezzo para dar variedad en las posibilidades de la composición. Como fondo diversos murales impresos en tela o papel, para escenografía, elementos como rocas, balaustres, pequeños puentes o columnas y de attrezzo, libros, revistas, vajillas alfombras y otros objetos.


Quizás pertenece a alguna logia o cofradía, muy extendidas entonces en la época por toda Europa, y que se regían por una serie de normas y valores. También tenían singulares comunicaciones no verbales basadas en gestos y posición de manos. Almayso, cuyo nombre deriva de las iniciales de Alfredo Mahou y Solana fue pionero en el arte de la fotografía y el retrato en la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX.


Mujer luce moño trenzado para un retrato de forma circular. La técnica del ovalo esfumato resaltaba la figura del fondo de una forma delicada y elegante, imitando los retratos pintados de épocas anteriores con fondos oscuros y esfumato, que así se llamaba a la técnica de degradado tonal. También el soporte en el que se iba a llevar definía la forma. Este tipo de imágenes solían utilizarse para llevar en portarretratos de objetos como relojes de bolsillo o camafeos de cierre.


Retrato de una niña luciendo feliz una mantilla bordada con una flor como broche. Dicha imagen se circunscribe en un ovalo de esfumato o degradado, muy típico de la época para dulcificar el perímetro de la fotografía. Este tipo de imágenes solían utilizarse para llevar en portarretratos de objetos como relojes de bolsillo o camafeos de cierre. Habitualmente se vestía así con motivo de alguna festividad social, religiosa, como semana santa o familiar como una comunión, cumpleaños o boda. Hacerse una fotografía en el siglo XIX debía ser un acontecimiento de importancia con carácter de celebración, festividad o solemnidad, ya que implicaba el vestirse y prepararse para la ocasión, el acudir casi siempre acompañado al estudio, y el negociar el carácter del retrato, la puesta en escena, y la iluminación con el fotógrafo.


Retrato de una niña luciendo un traje regional con un fondo mural y unos elementos decorativos. Habitualmente se vestía así con motivo de alguna festividad social, carnaval, religiosa, como semana santa o familiar. Hacerse una fotografía en el siglo XIX debía ser un acontecimiento de importancia con carácter de celebración, festividad o solemnidad, ya que implicaba el vestirse y prepararse para la ocasión, el acudir casi siempre acompañado al estudio, y el negociar el carácter del retrato, la puesta en escena, y la iluminación con el fotógrafo.


Mujer luce un broche en el cuello de su vestido para un retrato de forma circular. La técnica del ovalo esfumato resaltaba la figura del fondo de una forma delicada y elegante, imitando los retratos pintados de épocas anteriores con fondos oscuros y esfumato, que así se llamaba a la técnica de degradado tonal. También el soporte en el que se iba a llevar definía la forma. Este tipo de imágenes solían utilizarse para llevar en portarretratos de objetos como relojes de bolsillo o camafeos de cierre. Además el retrato de la señora se vio retocado en lo que eran las antiguas técnicas gráficas en este caso en el rostro, con una ralladura o sutil lijado para suavizar la piel.


Retrato familiar de dos pequeños sentados uno en el regazo del otro, posando con mirada seria, para el objetivo del fotógrafo. En este caso es la forma de hacer una copia sobre una imagen ya realizada. La fotografía de retrato nace en el siglo XIX continuando la labor artística de los pintores retratistas de la época, avalada por siglos de historia. Con la fotografía, el retrato se socializa, y aunque no deja de ser costoso, no lo es tanto como contratar a un pintor. Primero la usaron las familias con una posición económica acomodada, popularizándose posteriormente.


Retrato de una mujer con mantilla bordada cubriendo el cabello. Dicha imagen se circunscribe en un ovalo de esfumato o degradado, muy típico de la época para dulcificar el perímetro de la fotografía. Este tipo de imágenes solían utilizarse para llevar en portarretratos de objetos como relojes de bolsillo o camafeos de cierre. Habitualmente se vestía así con motivo de alguna festividad social, religiosa, como semana santa o familiar como una comunión, cumpleaños o boda. Hacerse una fotografía en el siglo XIX debía ser un acontecimiento de importancia con carácter de celebración, festividad o solemnidad, ya que implicaba el vestirse y prepararse para la ocasión, el acudir casi siempre acompañado al estudio, y el negociar el carácter del retrato, la puesta en escena, y la iluminación con el fotógrafo. Datada en Mayo de 1888.


Bonita foto del tren a vapor entrando en el túnel que llega a la estación de la localidad serrana de Cercedilla que era una localidad donde pasaron muchos momentos lo más insigne e ilustres de la sociedad de la época, desde el pintor Sorolla, Canalejas, el ministro Eduardo Cobián, Ramon y Cajal, el poeta Luis Rosales y muchos otros desde el siglo XIX y todo el siglo XX. Dicha moda viene avalada por la llegada del tren a la localidad. El campo y la sierra madrileña, era un lugar de desconexión en fin de semana o en los largos periodos estivales de verano. Magnífico documento gráfico perteneciente al fondo archivístico histórico de Mahou-San Miguel, único en España y Europa.


Bonita imagen familiar que nos define la moda y costumbres de la época. Hacerse una fotografía en el siglo XIX debía ser un acontecimiento de importancia con carácter de celebración, festividad o solemnidad, ya que implicaba el vestirse y prepararse para la ocasión, el acudir casi siempre acompañado al estudio, y el negociar el carácter del retrato, la puesta en escena, y la iluminación con el fotógrafo. En estos documentos gráficos podemos apreciar e investigar la evolución social de la época junto a la cervecera Mahou. El autor de la imagen, el Sr Almayso es el acrónimo formado por las iniciales de Alfredo Mahou y Solana.


El joven de la foto posa orgulloso con su uniforme de infantería sujetando un imponente sable, apoyado en una pilastra en el estudio de Almayso. El fondo fotográfico Almayso es uno de los más extensos que se conservan actualmente en el inicio de la fotografía en el siglo XIX y posteriormente, para toda Europa, tanto en la disciplina del retrato, el paisaje o la imagen costumbrista.


Esta mujer con un parasol abierto nos enseña un enorme abanico con dedicado a los toros. Los fotógrafos solían tener en sus estudios de retrato recursos escénicos y de attrezzo para dar variedad en las posibilidades del retrato. Como fondo diversos murales impresos en tela o papel, para escenografía, elementos como rocas, balaustres, pequeños puentes o columnas y de attrezzo, libros, revistas, vajillas alfombras y otros objetos.


Instantánea en el jardín de un hombre disfrutando del sol mientras una mujer observa al fotógrafo desde la sombra de la arboleda. Almayso se preocupó de retratar momentos mundanos de la vida de la gente y su entorno al más puro estilo de un reportero, ampliando la riqueza de su fondo fotográfico. No era fácil el manejar y portar material fotográfico profesional a cualquier lugar de la geografía, debido a la aparatosidad de las herramientas y máquinas. Esto se traduce en unas ganas, pasión y sacrificio por parte de Don Alfredo a la hora de ejercer su profesión de fotógrafo y retratista.


Podemos ver en la cintura de la señora, el Photoshop de la época para estrechar el perfil del corsé. Realizando el retoque físico con pintura, el pegado de tramas y el raspado con una cuchilla del original como en este caso, del soporte de vidrio. Dicho corsé es una prenda que a partir de 1905 inicia su decadencia y el camino de su desaparición.


Joven mujer luce un sencillo vestido. Padece un ligero estrabismo que en la época, era difil de corregir. En el siglo XIX varias enfermedades y plagas como la viruela, la gripe difteria, sarampión y posteriormente tuberculosis hicieron estragos en la población española con una esperanza de vida de unos 30 años, muy baja para Europa. Quien las superaba podía quedar con graves secuelas. La sociedad demandaba nuevos avances y descubrimientos en el ámbito de la medicina para poder combatirlas y mejorar esta situación. El siglo XX trajo las investigaciones del Dr. Ramon y Cajal sobre el sistema nervioso y neuronal y en 1928 la penicilina de la mano de Alexander Fleming entre otros.


Retrato de mujer con el pelo recogido en un moño. Estaba muy de moda llevar el pelo recogido con una trenza enrollada sobre la cabeza a modo de copete o moño, coronado con un broche o aguja de pelo. El fondo fotográfico Almayso es uno de los más extensos que se conservan actualmente en el inicio de la fotografía en el siglo XIX y posteriormente, para toda Europa, tanto en la disciplina del retrato, el paisaje o la imagen costumbrista.