Mostrando 1 - 25 de 474 Registros

El puente del Molino o del Reajo, en el pueblo de Cercedilla pertenece al conjunto histórico de puentes pertenecientes ala calzada romana del Valle de Fuenfría. Este es el más grande y se encuentra en el núcleo urbano de la localidad. Cruza el rio Guadarrama y esta en el tramo que comunicaba Cercedilla con Los Molinos, de ahí su nombre. Actual y sorprendentemente sigue en uso para coches y vía andantes, constatando la magnifica durabilidad de las construcciones romanas con 2000 años de antigüedad. Gracias al estudio fotográfico de Almayso en Madrid, Mahou dispone de uno de los fondos fotográficos históricos más importantes de España y consiguientemente de Europa, en retrato y composición costumbrista de la segunda mitad del siglo XIX en adelante.


Esta familia, posa con Almayso en el huerto frutal detrás de la casa en la que se hospedan. El campo y la sierra madrileña era un lugar de desconexión en fin de semana o en los largos periodos estivales de verano. En estos documentos gráficos podemos apreciar e investigar la evolución social de la época junto a la cervecera Mahou. El autor de la imagen, el Sr Almayso es el acrónimo formado por las iniciales de Alfredo Mahou y Solana.


Elegante mujer de ojos claros, posa junto a una cerca ficticia, con un bonito vestido con bordado y tul luciendo una gran pulsera, anillos y pendientes, además de dos hermosas rosas blancas en el pecho que significaban pureza, amistad y confianza y también compromiso. La finalidad del retrato no es solo personal, si no social y documental. Si tienes un estatus dentro de la comunidad, debías hacerte un retrato fotográfico que documentara tu posición dentro de esta, dándote un valor identificativo. No solo formaba parte del recuerdo de un momento temporal si no que servía de testimonio gráfico, definiendo de alguna manera al individuo y su entorno.


Simpática fotografía de unos niños posando en fila de perfil en orden y por altura, la más pequeña, la primera con su muñeca en el carrito, y la ultima la más alta. El campo y la sierra madrileña, era un lugar de desconexión en fin de semana o en los largos periodos estivales de verano. Gracias al estudio fotográfico de Almayso en Madrid, Mahou dispone de uno de los fondos fotográficos históricos más importantes de España y consiguientemente de Europa, en retrato y composición costumbrista de la segunda mitad del siglo XIX en adelante.


La mujer con cabello claro, posa seria y sentada con un vestido al más puro estilo Victoriano del siglo XIX. La fotografía de retrato nace en el siglo XIX continuando la labor artística de los pintores retratistas de la época, avalada por siglos de historia. Con la fotografía, el retrato se socializa, y aunque no deja de ser costoso, no lo es tanto como contratar a un pintor. Primero la usaron las familias con una posición económica acomodada, popularizándose posteriormente.


Retrato oval de señora con quevedos puestos. Este tipo de lentes sin patillas y ajustados al tabique nasal llevan este nombre ya que las usaba el literato español. Aunque su uso se hizo en el siglo XV al XVII se utilizó a principio del siglo XX como objeto de lujo. La técnica del ovalo esfumato resaltaba la figura del fondo de una forma delicada y elegante, imitando los retratos pintados de épocas anteriores con fondos oscuros y esfumato, que así se llamaba a la técnica de degradado tonal. También el soporte en el que se iba a llevar definía la forma. Este tipo de imágenes solían utilizarse para llevar en portarretratos de objetos como relojes de bolsillo o camafeos de cierre.


Retrato de mujer con gargantilla y moño luce vestido con pechera bordada. También podemos apreciar un retoque para estrechar la cintura, es el Photoshop de la época, realizado en retoque físico con pintura, el pegado de tramas y el raspado con una cuchilla del original.


Retrato de mujer con guantes de cuero y moño luce vestido entallado con pechera bordada. Estaba muy de moda llevar el pelo recogido con una trenza enrollada sobre la cabeza a modo de copete, coronado con un broche o aguja de pelo. El fondo fotográfico Almayso es uno de los más extensos que se conservan actualmente en el inicio de la fotografía en el siglo XIX y posteriormente, para toda Europa, tanto en la disciplina del retrato, el paisaje o la imagen costumbrista.


La mujer con mirada serena luce una chaquetilla con una larga botonera. La fotografía de retrato nace en el siglo XIX continuando la labor artística de los pintores retratistas de la época, avalada por siglos de historia. Con la fotografía, el retrato se socializa, y aunque no deja de ser costoso, no lo es tanto como contratar a un pintor. Primero la usaron las familias con una posición económica acomodada, popularizándose posteriormente.


Retrato de una señora con guantes de cuero y moño. Estaba muy de moda llevar el pelo recogido con una trenza enrollada sobre la cabeza a modo de copete, coronado con un broche o aguja de pelo. El fondo fotográfico Almayso es uno de los más extensos que se conservan actualmente en el inicio de la fotografía en el siglo XIX y posteriormente, para toda Europa, tanto en la disciplina del retrato, el paisaje o la imagen costumbrista.


Joven mujer se encuentra junto a un pilar ficticio, elemento de atrezo decorativo perteneciente al estudio de Almayso. Podemos apreciar un pequeño retoque en la fotografía en la cintura de la protagonista, para estrecharla, siguiendo la costumbre del ideal de belleza de la época.


Habitualmente se vestía así con motivo de alguna festividad social, religiosa, como semana santa o familiar como una comunión, cumpleaños o boda. Hacerse una fotografía en el siglo XIX debía ser un acontecimiento de importancia con carácter de celebración, festividad o solemnidad, ya que implicaba el vestirse y prepararse para la ocasión, el acudir casi siempre acompañado al estudio, y el negociar el carácter del retrato, la puesta en escena, y la iluminación con el fotógrafo.


La señora sujeta con gesto serio al pequeño bebé que duerme profundamente. Da que pensar. Memento mori. El retrato post mortem es la continuación de la costumbre de pintar a los muertos desde la edad media, con un significado de recuerdo de la mortalidad y su inevitable desenlace. Esta disciplina pictórica se hace más común entre los niños y los religiosos en el siglo XVI. Los primeros para retratar su pureza y los segundos para recalcar la vanidad de los retratos en vida. Al igual que el retrato, esta nueva técnica fotográfica conllevó la necesidad por parte del fotógrafo de embellecer y naturalizar la escena simulando a la persona plácidamente dormida como es el caso, o en una escena más rutinaria.


Curiosa imagen de un bebé con su vestido de bautizo sujetado para la posteridad por una familiar con vestido encorsetado. A partir de 1910 hay un periodo de transición para cambiar la silueta e ir abandonado el corsé usado durante todo el siglo XIX.


Las familias de la sociedad de la época, refiriendonos a finales del siglo XIX y comienzos del XX, tenían por costumbre retratarse en fechas señaladas y festividades aprovechando las reuniones sociales y familiares ataviados con sus mejores galas o con traje "de domingo". En este caso no dudamos en la suposición de que son madre e hijos por el gran parecido fisico. Magnífico documento gráfico perteneciente al fondo archivístico histórico de Mahou-San Miguel, único en España y Europa.


Los cinco caballeros de la foto posan alrededor de la mesa con unas cartas en la mano. Quizás pertenecen a un mismo gremio de trabajo para algun tipo de administración. Gracias al estudio fotográfico de Almayso en Madrid, Mahou dispone de uno de los fondos fotográficos históricos más importantes de España y consiguientemente de Europa, en retrato y composición costumbrista de la segunda mitad del siglo XIX en adelante.


Estos hombres conforman una desenfadada escena sentados alrededor de una mesa jugando a las cartas y luciendo sus sombreros. Todos lucen barba o bigote. Existían muchos tipos de bigote, el natural, sin artificios, bigote inglés con puntas hacia afuera, imperial, pequeño tupido con las puntas en rizo hacia arriba, húngaro, más grande y estilo libre o Friendly Mutton chops que une las patillas por el bigote.


Retrato frontal de un hombre mayor, sentado con su pequeña nieta en el regazo, algo distraida quizas por el calido sol que le dá de frente o por las muchas curiosidades que le depara el jardín. Fotografía perteneciente al fondo histórico del archivo Mahou-San Miguel, que posee casi 5000 imágenes de sociedad del siglo XIX y principios de XX.


Bonita foto por el gesto sonriente de los progenitores de la pequeña que mira distraída al fotografo con una muñeca en la mano. Quizás su regalo de cumpleaños. Las muñecas en el siglo XIX podían tener cabeza de porcelana, convirtiéndose en piezas de gran valor. Las muñecas francesas eran las más cotizadas por su complejidad y los vestidos que marcaban estilo en la moda del momento. Figuras muy elaboradas con vestidos de gran calidad convertían estos objetos en herencias que pasaban de padres a hijos. Se popularizaron a finales del XIX en madera o papel maché. Aunque la muñeca más popular en España no llegaría hasta 1938 con la fabricación en serie de Mariquita Pérez, que marcaría a una generación entera como uno de sus emblemás.


Indiscutiblemente son madre e hijos, ella con un pañuelo cubriendole el pelo y los chavales con el mismo elegante conjunto para que se vea que son hermanos por si alguien tenía alguna duda, cosa poco probable. Almayso, cuyo nombre deriva de las iniciales de Alfredo Mahou y Solana fue pionero en el arte de la fotografía y el retrato en la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX.


Las tres damás posan junto a un pequeño, todos con ropa a rayas. Habitualmente se vestía así con motivo de alguna festividad social, religiosa, como semana santa o familiar como una comunión, cumpleaños o boda. Fotografía perteneciente al fondo histórico del archivo Mahou-San Miguel, que posee casi 5000 imágenes de sociedad del siglo XIX y principios de XX.


Las pequeñas lucen sus disfraces de zingaras en las escaleras de la casa de veraneo y es que había mucho tiempo para pasarlo en jugar y disfrazarse. A veces para divertirse participaban en este tipo de juegos como pasatiempo. Antes prescindían de toda la tecnología actual y solo aparecerían los gramófonos para escuchar música a partir de 1899 y la primera emisión de radio Ibérica en España no se realizó hasta 1924. En estos documentos gráficos podemos apreciar e investigar la evolución social de la época junto a la cervecera Mahou. El autor de la imagen, el Sr Almayso es el acrónimo formado por las iniciales de Alfredo Mahou y Solana.


Hacerse una fotografía en el siglo XIX debía ser un acontecimiento de importancia con carácter de celebración, festividad o solemnidad, ya que implicaba el vestirse y prepararse para la ocasión, el acudir casi siempre acompañado al estudio, y el negociar el carácter del retrato, la puesta en escena, y la iluminación con el fotógrafo. Existían muchos tipos de bigote, el natural, sin artificios, bigote inglés con puntas hacia afuera, imperial, pequeño tupido con las puntas en rizo hacia arriba, húngaro, más grande y estilo libre o Friendly Mutton chops que une las patillas por el bigote.


Fiesta de disfraces en vacaciones, en el jardín de la casa estival. A veces para divertirse participaban en este tipo de juegos como pasatiempo. Antes prescindían de toda la tecnología actual y solo aparecerían los gramófonos para escuchar música a partir de 1899 y la primera emisión de radio Ibérica en España no se realizó hasta 1924. En estos documentos gráficos podemos apreciar e investigar la evolución social de la época junto a la cervecera Mahou. El autor de la imagen, el Sr Almayso es el acrónimo formado por las iniciales de Alfredo Mahou y Solana.


Las muñecas en el siglo XIX podían tener cabeza de porcelana, convirtiéndose en piezas de gran valor. Las muñecas francesas eran las más cotizadas por su complejidad y los vestidos que marcaban estilo en la moda del momento. Figuras muy elaboradas con vestidos de gran calidad convertían estos objetos en herencias que pasaban de padres a hijos. Se popularizaron a finales del XIX en madera o papel maché. Aunque la muñeca más popular en España no llegaría hasta 1938 con la fabricación en serie de Mariquita Pérez, que marcaría a una generación entera como uno de sus emblemás. Estas pequeñas hermanas posan con ellas en el estudio Almayso.